viernes, 28 de marzo de 2008

Manifiesto a la inexistencia de dios

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Manifiesto a la inexistencia de dios
(del famoso autor "Anónimo")

[A la basura el discurso conciliador]

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En este momento estamos en una época (y en una parte del mundo) en que la mayoría de los creyentes en determinada religión organizada no lo son por convicción, sino por tradición: no conocen lo que creen, sin embargo lo aceptan sin cuestionarlo, y promueven su creencia sin saber de lo que trata. Esto puede parecer absurdo, y de hecho lo es.

Para el análisis racional, estas personas necesitan conocer las creencias que fanáticamente aceptan, pues es la mejor forma de rechazarlas.

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I

“Los dioses son cosas frágiles; pueden ser asesinados con un atisbo de ciencia o una dosis de sentido común.”
[Chapman Cohen]


Vivimos en un mundo complejo, continuamente atormentado por creencias irracionales que hacen a la gente cometer atrocidades irracionales. ¿Qué ha dividido más a la especie humana que la creencia en dioses? ¿Qué otra creencia justifica con más agresividad el desprecio por las personas que no comparten los dogmas irracionales de uno?

El deseo del castigo a aquellos que no aceptan la existencia de un ente superior, o que le llaman de otra manera y le dan atributos diferentes, es algo generalizado: De pronto está justificada la discriminación, la quieren llevar, incluso, a más allá de la muerte.

En primer lugar, el ser humano debe reconocer que posee unos sentidos limitados para entender el mundo. El problema básico se origina cuando una casta de individuos asegura que conoce, fuera de toda duda, la personalidad, los deseos y los intereses de un ser supremo y sobrenatural.

Bien, los sentidos pueden ser limitados, pero es la única forma válida con la que cuenta nuestra especia para comprender la realidad.

Cuando alguien nos dice que algo no es accesible de ninguna manera a nuestros sentidos, tenemos razones suficientes para no tomarlo en serio, para pensar que miente.

El universo es un gran acertijo que está siendo desentrañado poco a poco por el pensamiento científico. Hay que desechar toda propuesta que nos plantee suplantar los sentidos por la fe.

El mito de dios (llamarla “hipótesis de dios” es meter un absurdo al lenguaje científico), parte de tratar de explicar lo desconocido agregándole una pieza extra a explicar (dios): Tapa una interrogante destapando otra.

Los creyentes, entonces, utilizan la aparente facilidad que existe de crear propiedades a conceptos abstractos nunca vistos ni analizados, intentando así justificarlos, y esto no es válido de ninguna manera.

II

"El avance en la ciencia se produce poniendo ladrillo sobre ladrillo,
no por la súbita erección de palacios de fábula."

[J. S. Huxley]


Todos los que hemos visto maravillas de la naturaleza, tales como una puesta de sol, un río o un bello eclipse adueñándose de la noche, comprendemos lo bella que es la realidad, muchos intentan creer que es el resultado de un plan maestro de alguien superior a nosotros; algunos entendemos que el mundo real es lo suficientemente hermoso como para inventar fantasías.

Quien acepta un dogma irracional como cierto, tiende a rechazar las evidencias que prueban lo contrario, impidiendo el avance del conocimiento humano.

Cualquier persona que cree que ya ha explicado todo (aunque sea de forma dogmática, inventando fantasías sin base y siguiendo libros sagrados con poco fundamento), considerará cualquier búsqueda de explicaciones como un tipo de “paganismo” condenable, su lema máximo es ‘No tienes que pensar, todo lo que no entiendes es obra de dios”.

Donde investigar y cuestionarse es una herejía, el infierno es la racionalidad, y el cielo la ignorancia.

La creencia en dios es sin duda la creencia que más limita el desarrollo, que más promueve los prejuicios negativos contra otras personas y que más someten al individuo a prácticas hipócritas que lo separan de sí mismo.

III

“Nosotros debemos tomar la resolución de morir cien veces antes que arrodillarnos a los pies de otro tirano, ya sea un hombre o un dios”
[El Marqués de Sade]


Nunca se ha visto comportamiento más humillante que el sometimiento (a veces voluntario) de una persona a otro ser, existente o no.

La autodegradación, justificada explícitamente por las doctrinas teístas, niegan al individuo y a su libertad innata.

Cuando una creencia como ésta se organiza y se institucionaliza, y surgen personas autoproclamadas como “teólogos” y se presentan como interpretadores de la palabra de dios, la libertad humana está en peligro: se somete a los caprichos de los explotadores divinos y terrenales, políticos y religiosos, charlatanes y más charlatanes.

Ante una creencia o ante una idea, no hay que someterse, hay que cuestionarla, atacarla, y en caso de que esta creencia se diga superior, que afirme tener las respuestas de todo, bajarla de una vez de su trono filosófico y volverla a la realidad que el desarrollo de la racionalidad lleva implícito esto.

No existen los tronos en el pensamiento escéptico; no hay nadie ni nada ante el cual humillarse, nadie ni nada que exija adoración.

IV

“En su lucha por el bien ético, las personas religiosas deberían
renunciar a la doctrina de la existencia de dios, esto es,
renunciar a la fuente del miedo y la esperanza”
[Albert Einstein]


La religión, es, sin duda, el argumento más utilizado para justificar el odio y la división entre las personas. El incrédulo se vuelve un criminal que merece ser ignorado, o en sus peores casos, exterminado.

Mientras, por un lado, socialmente se esconden bajo la hipócrita apariencia del puritanismo, condenan eternamente a alguien que piensa diferente.

¿Alguien actúa bien sólo para ganar el cielo? Entonces es hipócrita, todos sus actos los hacen por conveniencia, basado en un sueño, ¿esto es ‘hacer el bien’ realmente? Rotundamente no.

La creencia en dios es algo vacío, sin justificación racional, la parte triste, es que en la mayoría de las veces, lo saben, y fue allí donde se originó la palabra FE, la negación del pensamiento, la negación de los sentidos: el creer porque sí.

Toda esa creencia se basa en esto: ‘Negar la realidad, negar todo lo que yo pudiera conseguir bajo mis propias manos, ser sumiso y nunca protestar, si dios existe esta vida no importa, porque en "el mas allá" tendré todo lo que quiera’

Esa base es absurda desde que niega al individuo, sus verdaderos deseos, su pensamiento personal, que son más importantes que cualquier dios, y al mismo tiempo más reales.


[ Apuntes para leer el manifiesto ]

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Por ningún motivo este texto debe ser malinterpretado como un ataque a la creencia en algún dios (o dioses) en específico, es menester considerar que cometer este error (a veces muy común en algunos escépticos) sería limitarse. Creencias en dioses hay por montones, y ninguna merece trato preferencial al debatir sobre ella.

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Acabemos con la absurda concepción de que estos temas no deben estar abiertos a la plática o al debate; cuando una creencia se esconde del ataque demuestra muy poca seguridad para sostenerse.

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No se pretende atacar a las personas, ni mucho menos a su derecho de creer cualquier sinsentido. El ataque, la crítica, va dirigida a las creencias; no existe ninguna obligación intelectual de respetar una idea (entendida como un ente abstracto, como un sistema de creencias completamente independiente de una persona), y mucho menos si esta creencia ataca los cimientos de la racionalidad y limita la concepción del mundo creando dogmas inamovibles y prejuicios negativos.

“Tú, tan infantil en tus sistemas como en tus descubrimientos, quieres dogmatizar sobre el vicio y la virtud, mientras te es imposible decir que son uno u otro, cuál es más ventajoso para el hombre, cuál conviene más a la Naturaleza. ¡Ah! ¡Abandona tus insensatas sutilezas! Goza, amigo mío, goza y no juzgues. ¡Goza! Goza de la antorcha del universo: no es por sofismas, sino para iluminar placeres por lo que su luz brilla ante tus ojos.
¡No pierdas la mitad de tu vida para hacer desgraciada a la otra!”
(Marqués de Sade)

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